Ensalada de col cruda

Receta ↓ Ángela Solar

La frescura en tu mesa, esa es la promesa de una ensalada de col cruda, un plato que invita a disfrutar de la simplicidad y el sabor natural.

Con su crujiente textura y su versatilidad, la col se convierte en la protagonista de un plato que puedes personalizar a tu gusto.

Ya sea como una ligera cena o como un acompañamiento perfecto para tus platos principales, esta ensalada de col y zanahoria te sorprenderá con su sencillez y su delicioso sabor.

Y si lo que buscas es un toque de innovación, prueba a añadirle unos crujientes trozos de alcachofas rebozadas, una combinación que te encantará.

En menos de 10 minutos, tendrás listo un plato que, además de ser saludable, es un festival de sabores y texturas que deleitará a todos en casa.

Porque lo bueno no tiene por qué ser complicado, y esta ensalada de col cruda es la prueba de ello.

Los imprescindibles de tu ensalada

Para que tu col cruda sea un éxito, hay unos protagonistas que no pueden faltar en tu cocina. ¡Vamos a descubrirlos!

• Col – La base de nuestra ensalada, crujiente y fresca. Puedes elegir entre la col lombarda o la col blanca, según prefieras un sabor más dulce o neutro.
• Zanahoria – Aporta un vibrante color naranja y una dulzura natural que contrasta a la perfección con ella. Rállala finita para que se integre bien con el resto.
• Cebolla – ¿Te gusta el picante suave que deja en el paladar? Pues la cebolla morada es tu aliada. Si prefieres algo más suave, la cebolla blanca también va genial.
• Semillas de sésamo – El toque final que a mí me encanta. Añaden un sabor a nuez y una textura que sorprende en cada bocado. Si no tienes, prueba con semillas de girasol o de calabaza, ¡quedan de maravilla!

Manos a la obra con la col

Transforma tu cocina en un escenario de sabores y colores con la preparación de los ingredientes. Es tan sencillo que te sorprenderás.

1. Col – Sumérgela en agua, mimándola hasta que esté limpia y luego, con un cuchillo bien afilado, córtala en tiras finas que crujirán en cada bocado.
2. Ralla con amor esta vibrante zanahoria, que aportará dulzura y una explosión de color a tu ensalada.
3. Cebolla – Corta en juliana esta joya aromática, fina como un susurro, para que se funda con los demás sabores sin imponerse.

Con estos pasos tan fáciles, estás a punto de crear una ensalada que no solo cautivará tus sentidos, sino que también alimentará tu cuerpo con lo mejor de la huerta.

¡El toque final a tu ensalada!

El aderezo es esencial para darle sabor y equilibrio al plato. Para prepararlo, vamos a mezclar aceite, vinagre, sal y pimienta.

Mi elección para esta receta es el aceite de oliva virgen extra, que aporta un sabor suave y afrutado que combina perfectamente con los ingredientes. Pero si lo prefieres, puedes utilizar otro tipo de aceite, como el de girasol o el de sésamo.

Le da el toque ácido necesario para equilibrar los sabores. Recomiendo el uso de vinagre de manzana o vino blanco, pero si buscas variedad, prueba con vinagre balsámico o de Jerez.

La sal y la pimienta son ingredientes imprescindibles en cualquier aderezo. La sal potencia los sabores de los demás ingredientes, mientras que la pimienta le da un toque de sabor picante y aromático.

Para preparar el aderezo, simplemente mezcla todo en un recipiente y bátelo hasta que esté bien integrado. Si lo prefieres, puedes utilizar una batidora o un túrmix para obtener una mezcla más homogénea.

Recuerda que el aderezo debe ajustarse a tus gustos, así que no dudes en probarlo y ajustar la cantidad de aceite, vinagre, sal y pimienta hasta que consigas el equilibrio perfecto.

¡Es hora de darle vida a tu ensalada! Una vez que tengas todo preparado y listo, llega el momento de emplatarla. Coge un plato amplio y acomoda los ingredientes de manera atractiva.

Mezcla suavemente con las manos para que se integren bien y no se rompan las hojas. Finalmente, adereza con el aliño preparado y esparce semillas de sésamo por encima para darle un toque crujiente y un sabor a nuez delicioso. ¡Verás como enamora a todos en la mesa!