Ensalada de col alemana (Krautsalat)

Receta ↓ Ángela Solar

La Krautsalat alemana es una ensalada crujiente y deliciosa, con un toque ácido que la hace perfecta para acompañar cualquier plato. Con una preparación sencilla y rápida, esta ensalada es ideal para aquellos que buscan recetas fáciles y deliciosas. La adición de cebolla, perejil y mostaza le dan un sabor único y sorprendente.

¡Los ingredientes estrella!

¡Prepárate para disfrutar de una ensalada de col alemana que te transportará directamente a las calles de Berlín! Estos son los protagonistas que darán vida a tu plato:

• Col blanca – La reina de la ensalada, selecciona una que sea fresca y crujiente. Recuerda cortarla en tiras finas para que se impregne bien del aderezo.
• Zanahorias – ¡Un toque dulce y un estallido de color! Asegúrate de pelar y rallar bien.
• Cebolla morada – Su sabor suave y su color intenso harán que tu ensalada sea un festín visual. Pícala finamente para integrarla mejor.
• Manzana – Quizás no sea lo más tradicional, pero te prometo que aportará una dulzura y frescura inigualables. Cortada en cubitos, es la sorpresa del día.
• Vinagre de manzana – La acidez que necesitas para ese toque característico. ¡No puede faltar!
• Aceite de oliva virgen extra – Un buen chorro de calidad y tu aderezo brillará con luz propia.
• Mostaza de Dijon – Para los valientes, un poco de mostaza de Dijon transformará tu plato de simple a excepcional.
• Perejil fresco – Picado finamente, es el toque verde envidiado por toda.
• Sal y pimienta – El dúo dinámico que nunca puede faltar, ajusta las cantidades a tu gusto y ¡listo!

¡Manos a la obra con los ingredientes!

¡Vamos a comenzar con la preparación de la col, el ingrediente estrella de nuestra ensalada alemana!

1. Primero, lávala bien bajo el grifo para eliminar cualquier resto de tierra o impurezas. Después, utiliza un cuchillo afilado para cortarla en tiras finas, de aproximadamente 1 cm de ancho. Recuerda que cuanto más finas sean las tiras, mejor se impregnarán de los sabores del aderezo.
2. Una vez cortada, es hora de aderezarla. En un bol amplio, mezcla 3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra, 2 cucharadas de vinagre de manzana, una cucharadita de mostaza de Dijon, sal y pimienta al gusto. Personalmente, me encanta añadir un poco de mostaza, le da un toque picante y sabroso que combina a la perfección con el resto de ingredientes.
3. Agrega la verdura al recipiente y mezcla hasta que se impregne con el condimento. No te preocupes si parece que hay demasiado al principio! Con el tiempo, absorberá gran parte del líquido y quedará perfectamente aliñada.
4. Por último, tápalo con film transparente y déjalo reposar en la nevera durante al menos una hora. Esto permitirá que los sabores se asienten y la col se ablande ligeramente, haciendo que sea aún más deliciosa.

Con la col ya en su punto, ¡es hora de dar vida al resto de compañeros de esta fiesta de sabores!

• Patatas – Empieza por darles un buen baño y cuécelas con su traje de gala, la piel, hasta que estén tiernas. Después, despélalas con cuidado y trocéalas en cubos que sean un bocado de cielo. La patata, con su suave abrazo, será el contrapunto perfecto a la vivacidad de ella.
• Zanahorias – Pélalas y cuécelas hasta que te regalen esa textura al dente que tanto nos gusta. Córtalas como más te apetezca, ¿en rodajas o bastones? ¡Tú decides!
• Cebolla – Pícala con mimo y, si te va el sabor más suave, dale un toque de sartén con unas gotas de aceite hasta que se poche y se vuelva melosa.

Con todos los ingredientes en su punto y listos para el encuentro, únelos a la col ya aderezada. Revuélvelos con pasión para que se abracen y cada tenedor sea una sinfonía de texturas y sabores.

Cuando todos los componentes de nuestra ensalada de col alemana se encuentran, es cuando la magia sucede. Toma tu bol más grande y comienza a mezclar la col ya aderezada con las patatas, las zanahorias y la cebolla que has cocido con tanto mimo. Hazlo con delicadeza.

1. Con movimientos envolventes, permite que cada tira de col se entrelace con los cubos de patata tierna y las zanahorias al dente. Observa cómo los vibrantes colores de la cebolla morada se dispersan entre el verde pálido, creando un espectáculo visual en tu ensaladera.
2. Para el aderezo final, libera tu creatividad. ¿Un chorrito más de aceite de oliva virgen extra? ¿Una pizca más de mostaza de Dijon para los audaces? Tú decides.
3. Y para la presentación, busca la armonía en el plato, distribuye un poco de perejil fresco picado por encima y, si te sientes aventurero, añade unas semillas de sésamo tostado para un toque crujiente. ¡Voilà! Tu ensalada alemana está lista para conquistar paladares.